lunes, 29 de septiembre de 2025

VISIONARIO (Microrrelato hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

“A disfrutar de la cerveza, hermanos”, repetía a voces por los pasillos del convento, Fray Bernardino, monje encargado del huerto, antes de la oración de la tarde.

 Había experimentado con una nueva semilla; lúpulo la llamaban en el burgo. Tuvo la feliz idea de mezclarlo con agua y cereal antes de fermentarla y por fin podía dar cuenta del resultado.

El abad del convento se mostraba alegre después de haberlo probado. Le preguntó con dificultad, a Fray Bernardino cómo custodiarían ese brebaje tan rico; este contestó asombrado: “como será muy venerada con el tiempo, sugiero que sea tratada como reliquia igual que los clavos de Cristo”.


miércoles, 24 de septiembre de 2025

LA MUDANZA (Microrrelatos hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

No los puedo dejar tirados, crecieron conmigo, los abrazo. Los muebles viejos están en el pasillo esperando su turno y los libros amontonados en hatillos, de mala manera. Una cesta de mimbre repleta de DVD y vinilos dan un toque Cool al momento. Será lo siguiente en abandonar la casa.

Al fondo, una canción de Elvis trae recuerdos a mi cabeza. En la televisión, proyectan una película de amor, trata de alguien que susurra a los caballos para calmarles.

El transportista comienza a ponerme nervioso. Sigo abrazado a mi colección de cómics y tebeos, no los pierdo de vista, esos se vienen conmigo.


lunes, 15 de septiembre de 2025

DE PELÍCULA (Microrrelatos hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

En aquella buhardilla nunca nos faltaron la cerveza ni Bukowski. La buhardilla ya no existe. Por los suelos se amontonan cientos de cuentos y relatos inacabados y en el frigorífico unas botellas de agua con gas.

El libro que dejamos a medias sigue abierto en la misma página. Conserva las frases subrayadas y un corazón sangrando dibujado.

Tumbado en el diván, con el vaso vacío, haciendo equilibrio entre los dedos y con la mirada perdida, oigo a una pareja despedirse entre las brumas de la noche. Ella, acaramelada, le dice como consuelo:

“Siempre nos quedará París”.

A nosotros, en cambio, el amor hizo todo el daño que podía haber hecho.

martes, 9 de septiembre de 2025

EL REPARTO

 


V EDICIÓN Premio Pablo Aranda Microrrelatos

El abuelo yace en la habitación contigua. En silencio van entrando de uno en uno en la cocina, las tres hijas, herederas directas, con sus maridos y la viuda de su único hijo. Ellos visten traje negro, ellas riguroso luto.

“Aprovechamos que hoy estamos todos…” comienza diciendo uno de los cuñados.

Tienen prisa por repartirse la herencia del abuelo: unas tierras, un par de pisos, uno de ellos pequeño, unas acciones a la baja y dinero en la cartilla.

Los allegados, los que no son de la familia, vienen con las ideas claras, afilados los colmillos y codicia en los ojos.

Empiezan a marear a las pobres mujeres con palabras raras: tasaciones, cuentas de la vieja y valores de mercado.

Dos de las herederas salen perjudicadas, pero ellas no lo saben; con el tiempo dejaran de hablarse con el resto.

Una vez se hubo firmado el reparto, los hombres se sirvieron un vaso de vino, ellas, en cambio, permanecieron entre penas y sollozos.

Atado a la cancela, el perro del difunto no sabe que tiene los días contados.

miércoles, 3 de septiembre de 2025

EL SUSURRO


 

Concurso Microrrelatos V Premio Pablo Aranda DIARIO SUR

El abuelo dormitaba, sentado a la puerta de la vivienda. Su nieto, a unos pasos, juega a la pelota; una anarquía de puntapiés sin ton ni son no evita que la pelota rebote en las paredes de la casa.

“Abuelo, quieres jugar a la pelota”, le suelta de sopetón.

Al abuelo no le queda más remedio, su padre no jugó con él y eso no lo ha olvidado. Se levanta con torpeza, ayudado de su garrota. El niño le acerca la pelota con el pie. Al abuelo le pasa la pelota por entre las piernas y la garrota, así una vez tras otra.

Pasado un rato, la madre llama al niño. Es la hora de la merienda.

El nieto coge la pelota y con ella bajo el brazo, ayuda a su abuelo a sentarse de nuevo, mientras le susurra al oído:

“Abuelo, cuando acabe de merendar, jugamos otro ratito”.