CONCURSO RELATOS EN CADENA
Los ojos
tristes de la pequeña prisionera parecen pedir ayuda. Para llegar a esta
situación habría que remontarse al comienzo de la historia.
Ella no
sabía que su corta vida se convertiría en un tío vivo de vicisitudes y
aventuras, de riesgos y caídas.
Han
transcurrido pocos años, pero a pesar de los infortunios, está interesante la
cosa. Quiere que acabe pronto porque teme por su vida, aunque tardara un tiempo
en conocer el desenlace.
El ávido
lector se ha quedado momentáneamente traspuesto. La manta de cuadros en las
rodillas y las pesadas tapas del libro, vencidas sobre su pecho, tampoco ayudan. Más
tarde reanudara la lectura.

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