Riegas
arterias y venas,
recorres túneles y
pasillos,
transportas barcos sin
velas,
canjeas con decisión
atrevida y valiente,
sustancias y nutrientes,
por oxigeno y vida.
Cuando sales a la
superficie,
por heridas y grietas,
dejas hilillos y
regueros,
antes de hacer costra.
Al igual que el café y la
sopa,
cuando te derraman
eres bastante aparatosa.
Si abandonas arterias y
venas,
te utilizan como tinta,
te usan de bandera,
hay quien practica
contigo caligrafía,
escribiendo nombres,
mensajes o reflexiones,
dejando pistas,
momentos antes,
de abandonar esta vida.
con el alfabeto,
eras uña y carne,
hacías de alimento,
repetías una y otra vez,
“la letra con sangre
entra”
En el ADN dejas huella,
juegas a espías con la
información,
triglicéridos y
colesterol,
en el cuerpo hacen mella.
Delante de los amigos
alardeas,
¿niño tu de quien eres?
es sangre de mi sangre.
aunque no te lo creas.
Cristo derramó la suya,
por salvar a los hombres,
la convertimos en vino,
la bebemos a pequeños
sorbos,
en actos religiosos y
divinos.
Eres querida y venerada,
derraman hasta tu última
gota,
por ti en las batallas,
por defender patrias,
haciendas y honores,
se muere y se mata.
Te sirves caliente o
fría,
según sea el caso,
conviertes a la persona
en fogosa, temperamental
bohemia y latina,
o radical, calculadora,
banal y vengativa.
Cualquier pintor,
te quiere en su paleta,
expresas como nadie
la pasión, la fuerza,
lo humano, lo terrenal,
la caducidad, el final.
Si eres de alta gama,
cuna o ralea,
circulas azul por sus
venas,
no importa el país,
nación o continente,
solo si en tus sienes
llevas colocada una
corona.
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