Como cada mañana,
el sol llamó a su puerta
a calentar sus parpados
hasta que estos, molestos
no tuvieran más remedio
que dejar de soñar su sueño
y empezar a estar atentos.
Tardó varios segundos
en recobrar el sentido
lo último que recuerda
que abandonó sin criterio
a prisa y corriendo
su cochambrosa morada
y sin apenas tiempo
escapar de los improperios
de los que estaba siendo objeto
y ponerse al abrigo o a cubierto
en otro rincón o en otro cajero.
Entre cartones y harapos
se sabe el centro del universo
un universo de miradas
de esas que no le ven,
pero se fijan sin decir nada
“que te vayas a otro sitio”
parece que le andan diciendo.
Que sabrán de su existencia
como habrá llegado a esto
quizá fuera la mala suerte
un empleo equivocado
una decisión a destiempo
un amor prohibido,
un matrimonio sin recorrido
vicio o un tumor diagnosticado.
***
el sol llamó a su puerta
a calentar sus parpados
hasta que estos, molestos
no tuvieran más remedio
que dejar de soñar su sueño
y empezar a estar atentos.
en recobrar el sentido
lo último que recuerda
que abandonó sin criterio
a prisa y corriendo
su cochambrosa morada
y sin apenas tiempo
escapar de los improperios
de los que estaba siendo objeto
y ponerse al abrigo o a cubierto
en otro rincón o en otro cajero.
se sabe el centro del universo
un universo de miradas
de esas que no le ven,
pero se fijan sin decir nada
“que te vayas a otro sitio”
parece que le andan diciendo.
como habrá llegado a esto
quizá fuera la mala suerte
un empleo equivocado
una decisión a destiempo
un amor prohibido,
un matrimonio sin recorrido
vicio o un tumor diagnosticado.