Como la flor altiva
que se alza sobre el tallo,
buscando
los últimos rayos
de un extinguido día.
La tarde que se esconde,
de un sol que con la luna juega,
y va cerrando la puerta
a un atardecer sin nombre.
La ola que rompe en la arena
mientras paseas por ella
encerando las piedras
que bajo tus pies atrás dejas.
Un girón de tu cabello
que se balancea en un vaivén
entre la frente y la sien
separándose de tu suave pelo.
Mientras sujetas con rubor,
el dobladillo de tu falda,
juventud e inocencia sin falta
provocando cierto estupor.
Como el ave que planea,
en el cielo suspendido,
pendiente del suspiro
de un cazador sin pena.
Noche de luna llena,
jaspeada de polvo de estrellas,
quietas, disciplinadas, bellas,
de vez en cuando, algún cometa.
La sonrisa del recién nacido,
cuando pagas con cariño,
la afrenta de un amigo,
o la vida te haga un guiño.