viernes, 30 de junio de 2023

PUES ESO


 

Así estaban las cosas,
uno era moderado
el otro de un extremo
en un evento se conocieron
casualidad, azar o destino
y al instante se gustaron,
pero uno era moderado
y el otro era extremo,
se cogieron de la mano
y se fueron de paseo
por otros jardines, alejados
otras calles, otros barrios
uno era moderado
el otro de un extremo
uno hacía vida en el armario
el otro era más abierto
uno quiso derribar la puerta
el otro empujaba desde dentro
no se ponían de acuerdo
y así no había manera
uno era moderado
y el otro de un extremo
había barreras, obstáculos
que si las ideas o el entorno
y seguían paseando de la mano
y juntando sus caras, sus labios
así no irían muy lejos
y ambos lo sabían
uno era moderado
y el otro seguía siendo extremo.
 
***.

viernes, 23 de junio de 2023

EL DESPISTE


 
Un día complicado, agitado y largo
acabó con las tareas asignadas
desde muy temprano, pintaron bastos
ya iba siendo hora de volver a casa.
 
Exhausto, tomó el camino de vuelta
compró un refresco para el regreso
justo antes de que se lo tiraran encima
la rabieta de un niño travieso.
 
Divisó lo que parecía su casa
pegajoso, con ganas y cansado
se preparó, como hace todo sujeto
sacó las llaves, acelero el paso.
 
Quería ponerse las zapatillas
tomarse una cerveza bien fría
abrazar el sofá y estirar las piernas
y dar el relevo al nuevo día.
 
Se dispuso a abrir la puerta,
algo no iba bien, no daba con ello,
se resistía, las llaves no abrían,
perdía la paciencia, pasaba el tiempo.
 
A su espalda, abrió la puerta el vecino
¿Qué haces en este descansillo?
Tu casa es la de más arriba, en el tercero
creía haber oído, eso fue lo que dijo.
 
 
***

viernes, 16 de junio de 2023

VOLVIENDO LA ESQUINA


 

Odiaba el despertador,
aun estando apagado,
también andar descalzo,
tocar con los pies el suelo
le parecía ordinario, plebeyo
a su pesar, no podía con ello.
 
Odiaba mancharse los dedos
con cualquier sustancia
lo mismo daba, tinta que grasa
si cogía la comida con las manos,
el embutido o los langostinos,
era cautivo de localizar un lavabo.
 
Mancharse la ropa, ni te cuento,
que le golpearan en el brazo
desplazarle con un empujón
o por ser un descuidado
derramarse la bebida encima
a consecuencia de ello,
en ceremonias, eventos y fastos
la sangre le hervía
odiaba esos momentos, esos actos.
 
¿Y la tarde de los domingos?
Se ponía enfermo, solo de pensarlo
si el día siguiente no era fiesta,
trataba de cubrir el expediente
disimulando, cambiando los temas
y si encima perdía su equipo,
pues a acostarse temprano
adiós a dormir a pierna suelta.
 
Un día, alguien le preguntó
que es lo que más odiaba
a que le tenía más miedo
demoró la respuesta,
se tomó su tiempo,
a lo desconocido, a lo incierto
dicen que dijo a destiempo.
 
Y ahora, pasado el tiempo
sus temores están presentes
ni la tarde del domingo
ni las manchas de la ropa
ni la alarma del despertador
ni las parrilladas de marisco,
su nueva etapa es su pesadilla
la que está volviendo la esquina.
 
***


viernes, 9 de junio de 2023

EL PODER DE LOS ACTOS SIN IMPORTANCIA


 
Decidió que ya era la hora
de un brinco salto de la cama
aunque mal no había dormido,
le costó, pues seguía cansada.
 
Puso la radio, lo primero,
le gustaba sentirse acompañada
acercó el café y abrió la cafetera,
cogió una cuchara y una taza.
 
Puso el pan en la tostadora
llenó de agua el depósito,
sin rebasar la pequeña muesca,
molió café, dejándolo muy fino.
 
Tres cucharadas serían suficientes,
con dificultad encendió el fuego,
en el cajón no encontró las cerillas,
y casi no acierta con el mechero.
 
Y con el café servido, se sentó
asió la taza con las dos manos,
saltó la tostada, pidiendo guerra,
y fue dichosa, al menos un rato.
 
***

viernes, 2 de junio de 2023

LA LIBERTAD DEL PRESO


 
Se lo encontró en el catre,
sobre la almohada,
un sobre, con una noticia,
se le acababa la condena
debía abandonar la celda
había cumplido la pena,
eso, no le hacía gracia.
 
Llegó el día señalado,
la hora y el momento,
sus cosas preparadas,
a los pies de la cama,
las sábanas dobladas,
un par de viejas mantas
y la funda de almohada.
 
Y de ropa, poca cosa,
una camisa, de hace años,
de cuando ingresó,
ahora le queda pequeña,
unos pantalones, raídos
grandes y anchos,
desde entonces perdió peso,
unas zapatillas blancas
sin lengüeta ni cordones
una rebeca de lana,
unos guantes de cuero,
y una vieja bufanda,
un sujetador, un par de bragas
unos pendientes rotos
y un pintalabios, gastado
del uso y del tiempo.
  
Dos veces, fueron dos
le rompieron la vida
una, cuando la detuvieron
sin motivo, no la creyeron,
y la otra con esta noticia
ahora que ya no tiene vida
o la tiene reducida
ahora, la envían afuera,
y ella no quiere salir,
está a gusto aquí, encerrada
fuera estaría perdida,
es mayor y tiene miedo
para comenzar de nuevo.
 
***