viernes, 26 de enero de 2024

ESPANTAPÁJAROS POR UN RATO (Microrrelato)


 
“Se llama Juan, como papá” le dijo la niña a su madre, mientras observaban desde el porche los sembrados.

“A tu padre no le gusta que le interrumpan la hora de la siesta” dijo la madre.

Allí se encontraba él, entre los maizales y el centeno, intentando colgar algo parecido a un fardo, atándole la espalda a un palo y los brazos a otro, el traje de pingüino puesto y el sombrero de copa tapándole las cejas.

En el camino, un coche mal aparcado, con el motor aún caliente, sujetaba un cartel que decía: “El cobrador de morosos, deudas e impagos”.

jueves, 18 de enero de 2024

TODO A 100


 

Tan a la moda le vestían, que a veces iba hecho un adefesio, colores chillones combinados con otros blandos, plumas por todos los lados, gorras de plato o complementos sin sentido.

Tan pronto lucía palmito en primera línea de calle como reclamo o le metían para adentro en cualquier rincón, de relleno.

En verano se constipaba con frecuencia, menuda potencia, los aires acondicionados, en cambio, en invierno, con los abrigos tan largos y los jerséis de cuello alto que lucía y la calefacción que echaba chispas, sudaba hasta ponerse malo.

Pero lo que peor llevaba eran las modas estacionales o los cambios de tendencia, tan pronto se encontraba desnudo, como aparecía con calentadores, bufandas, trasparencias o vaporosas gasas.

Un día oyó que le iban a cambiar de puesto, no daba crédito, se puso contento, pero se encontró sin darse cuenta, abandonado en un cuarto, rodeado de ropa rebajada y de otros trastos.

Al poco tiempo, dicen que le vieron expuesto en uno de esos comercios de todo a cien, esos donde venden gatos dorados que mueven la patita todo el rato.


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sábado, 13 de enero de 2024

LA SOMBRA

 

Una soleada mañana de invierno, un hombre enfurecido, daba gritos en medio de la acera, parecía poseído por el demonio, aunque no lo estuviera, agitaba los brazos y las manos sin criterio alguno, y siempre mirando al suelo. En un momento dado hasta se agarró del cuello con las dos manos dejándose unas marcas y algún arañazo, acto seguido la emprendió a manotazos con el aire como si estuviera dispersando un enjambre de abejas que se hubieran desviado de su camino con el único objetivo de atacarle, cuando se cansó de manosear el entorno se dedicó a dar taconazos y pisotones al suelo como si se le hubiera pegado el envoltorio de un caramelo en el zapato y tratara de quitárselo de encima a cualquier precio. 

Cuando se hubo calmado un poco, le vieron dando explicaciones a nadie, porque estaba solo, y le escucharon que decía:

“Estoy harto de que te escondas, cuando me pongo de perfil no te veo, y depende de la hora de día, menguas tu figura o te estiras demasiado. Ya tuve hace tiempo otra pelea parecía, con las huellas de mis zapatos, y acabamos entendiéndonos siempre que respetaran mis normas y desde entonces se acabaron las peleas, por eso te propongo que lleguemos a un acuerdo parecido, permitiré que me acompañes, que vengas conmigo los días soleados, siempre que te sitúes detrás, que no me adelantes, que vaya yo primero”.

viernes, 5 de enero de 2024

MI VECINA


 
Es pequeñita, poquita cosa
le falla uno de los oídos y la vista
tiene el pelo blanco y los ojos chicos
estos lucen bonitos cuando miran.
 
Es buena persona, mi vecina
al verme, enseguida me saluda
me da consejos sin venir a cuento
o me pide un poquito de ayuda.
 
Cuando celebra su cumpleaños
soplamos juntos las velas
ella se emociona, lo agradece,
pero soy yo quien se consuela.
 
A veces coincidimos en el patio
al tender la ropa o sacando la basura
si pasan días sin tener noticias
llamo a su puerta con alguna excusa.
 
Era muy mayor, mi vecina
se movía despacio, con torpeza
nunca le dije la suerte que tuve
de disfrutar una vecina como ella.
 
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