viernes, 21 de abril de 2023

VIERNES


 
Se levantó ese día temprano
sin programa, sin plan concreto
más allá de sus hábitos diarios:
visitar el excusado, largo tiempo,
tomarse un tazón de café cargado,
sus dos tostadas de medio metro,
mientras mirará los azulejos,
entre dormido, ido y medio lelo,
hacerse el lavado del gato
para sacar a pasear a su perro
asido a la bolsa de deshechos,
y más tarde salir corriendo
para cumplir con el convenio.
 
Le gustaría que hoy fuera distinto
romper con las rutinas y costumbres
encontrar un objeto, por ejemplo
y tratar de encontrar a su dueño,
observar cómo pierde el autobús
y correr detrás de él como un poseso,
alcanzarlo y que se rían los viajeros,
una vez dentro, caiga en la cuenta
que se dejó el teléfono con las prisas,
la cartera, el efectivo y las visas
y que se rían los viajeros de nuevo
y continuar el camino andando.
 
Y ya puestos a romper las rutinas
ser el primero en llegar a la oficina
y no saber cuál es el paso siguiente
si dar la luz o abrir las ventanas,
sí empezar ya o esperar a la gente
muchas emociones para un rato,
estaréis conmigo de acuerdo
que todo esto se vería distinto
si en lugar de ser hoy viernes
fuera otro día de la semana.
 
***

viernes, 14 de abril de 2023

EL OVILLO


 Carraspeó con ganas
fue lo primero que hizo,
hasta despejar la garganta,
en una tarde de febrero,
carraspeo varias veces,
luego emitió un suspiro,
otras veces, suspiraba primero.
 
Aquel rincón era su preferido
el de más luz de la casa
en la cocina, con todo recogido,
con dificultad, asió la silla,
arrastrando dos de las cuatro patas
entre el cansancio y la fatiga,
la colocó junto a la ventana.
 
Le gustaba tejer y hacer punto
dándole el sol en la cara,
cogió el cesto de costura
los ovillos, de algodón y de lana,
sobresalían dos grandes agujas
y los coloridos carretes de hilo,
arrastrando los pies y las zapatillas
llegó con dificultad hasta la silla
se sentó y emitió otro suspiro
y comenzó a pensar y a tejer.
 
el ovillo se caía al suelo
rodaba hasta debajo de la silla
tanteando con las viejas manos
con dificultad, daba con él,
 lo dejaba, esta vez en su regazo
y aun así, no se le iba la cuenta,
encadenando lazadas y puntos
y china-chana, seguía tejiendo
con su corta vista, sus viejas gafas
sus torcidos y doloridos dedos.

***