jueves, 31 de octubre de 2024

LA RAMITA DE OLIVO


 (56 conflictos armados a 2 feb. 2024)

Quería soñar y cerró los parpados,
en dormirse tardó poco,
de repente y sin saber cómo
apareció ante sus ojos
un universo de estrellas,
las podía tocar con los dedos.
Cogió algunas con las manos
y también luceros y cometas.
 
Pensaba que seguía despierta
y salió descalza, de paseo y en pijama
a la vera de su casa. En la puerta,
una lavanda y un romero hablaban
amigablemente con unos vecinos
unas hormigas, un moscardón y dos abejas.
 
Unos golpes desviaron su atención,
un pájaro carpintero hacía su nido
rascando la espalda de un pino,
el pino elegido se mostraba contento
le hacía cosquillas con el pico
mientras otros árboles hacían cola
esperando que les hicieran lo mismo.
 
Despistada, desprevenida,
una paloma cruzaba el cielo,
con su ramita de olivo en el pico
iba de conflicto en conflicto
tratando de poner paz, de hacer algo
un malasombra, sin venir a cuento,
tiró dos tiros, y sus dos cartuchos
acabaron con la paloma agonizando
y la ramita de olivo por los suelos,
y terminó siendo una pesadilla
lo que había empezado como sueño.

***

miércoles, 23 de octubre de 2024

RECONOCIMIENTO ETERNO


 (Relatos en cadena. Microrrelato <100 palabras)

Las obras del convento finalizaron justo a tiempo, ajustándose a lo presupuestado.

Entre los actos de inauguración, se decidió agradecer a los benefactores sus generosos actos y donativos, para ello a la señora marquesa, la embalsamaron y la dispusieron de cuerpo presente en el refectorio, dando su nombre a tan apreciada estancia.

Al señor conde, por el contrario, le colocaron, disecado, en la entrada, fuera de la clausura, por su condición de hombre.

El prior, siempre cerca del Señor, en el confesionario. Costó más esfuerzo de lo esperado, quedando embalsamado y disecado en contra de su voluntad, estando todavía vivo.

jueves, 17 de octubre de 2024

LA COMA


 

“A la muerta hoy también le ha arrancado la cabeza”, comprobó que el reverso de la hoja estaba en blanco. Entendió entonces acabada la lectura. Colocó la cuartilla con el resto. Ajustó el mazo de hojas para que estuvieran a ras. Seguidamente abrazó el borrador contra sí misma como si fuera un bebé a punto de darle el pecho y exhaló el aire produciendo un suspiro de alivio.

Sin cortesía, buscó con la mirada al novelista primerizo que tenía delante. Este, nervioso e impaciente, estaba esperando una respuesta. Pasaron segundos antes de dictar sentencia:” El final es tupido y espeso, o le quita palabras o le pone alguna coma.