Coleccionista de recetas,
acumulas cansancio y sueño,
de la voluntad no eres dueño,
dejas tu olor en la ropa.
Atesoras años y sabiduría,
ahora dormitas, recostado,
entre caído y tumbado,
maldiciendo el nuevo día.
Viendo crecer a tus nietos
anhelos y esperanzas,
ahora toca liquidarlas,
con resultado incierto.
Enfrentas sino y destino,
sin creer en la suerte
esperas a la señora muerte
¿cuando llegará mi hora?
Cualquier tarde gris, fría,
plateada en sus cielos,
y oscura en sus infiernos,
tendremos esa cita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario