Se hace largo el
recorrido,
amanece, que ya es mucho,
Interminable trayecto eres,
noche,
estando contigo, pensándote,
el día siguiente, los
peores augurios,
van entrando sin que
nadie los llame.
Solo tú sabrías amainar
este dolor
que me aflige, agarrado a
mi pecho,
que me confunde y no me
suelta
y que ni se mueve, ni se
muere,
ni quiere estarse quieto.
Amor, ¿donde estas que no
te veo?
¿dónde, noche? que a
aquel tanto necesito,
y a ti, a ti ni verte
quiero,
me cambias el orden de
las cosas;
haces que los días resulten
fríos,
aun siendo verano o
primavera,
sin ti amor, las noches son
eternas.
Me acaricio las venas
pensando
si merece cumplir la pena
conocedor de la injusta
penitencia,
saberme poseído y a la
vez despreciado,
obediente como soy de mi
destino,
amor y noche, noche y
amor,
que difícil me resulta,
subir a un escenario y recitar,
el guión de mi vida,
malamente aprendido.
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