Una jornada anónima en el
campo
vagando distraído, ausente
con mis pensamientos y mis cosas
volteaban mi cabeza, como siempre.
En un recodo del camino,
las flores de colza, malva y brezo
revoltosas, van emitiendo saludos
con su fragancia a este viajero.
Haciendo “eses” en sus
vuelos
las abejas, mariposas y abejorros
entre lavandas andaba el juego
de flor en flor, henchidas de gozo.
Y como no hay nada
perfecto
un cartel, dañado por el tiempo
rozaba los límites de las lindes
aguantando los vaivenes y el viento.
Una valla de piedra, mitad madera
cerrada, en el límite del cercado
un cartel puesto a destiempo
rezaba “prohibido el paso”
vagando distraído, ausente
con mis pensamientos y mis cosas
volteaban mi cabeza, como siempre.
las flores de colza, malva y brezo
revoltosas, van emitiendo saludos
con su fragancia a este viajero.
las abejas, mariposas y abejorros
entre lavandas andaba el juego
de flor en flor, henchidas de gozo.
un cartel, dañado por el tiempo
rozaba los límites de las lindes
aguantando los vaivenes y el viento.
cerrada, en el límite del cercado
un cartel puesto a destiempo
rezaba “prohibido el paso”
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