viernes, 14 de abril de 2023

EL OVILLO


 Carraspeó con ganas
fue lo primero que hizo,
hasta despejar la garganta,
en una tarde de febrero,
carraspeo varias veces,
luego emitió un suspiro,
otras veces, suspiraba primero.
 
Aquel rincón era su preferido
el de más luz de la casa
en la cocina, con todo recogido,
con dificultad, asió la silla,
arrastrando dos de las cuatro patas
entre el cansancio y la fatiga,
la colocó junto a la ventana.
 
Le gustaba tejer y hacer punto
dándole el sol en la cara,
cogió el cesto de costura
los ovillos, de algodón y de lana,
sobresalían dos grandes agujas
y los coloridos carretes de hilo,
arrastrando los pies y las zapatillas
llegó con dificultad hasta la silla
se sentó y emitió otro suspiro
y comenzó a pensar y a tejer.
 
el ovillo se caía al suelo
rodaba hasta debajo de la silla
tanteando con las viejas manos
con dificultad, daba con él,
 lo dejaba, esta vez en su regazo
y aun así, no se le iba la cuenta,
encadenando lazadas y puntos
y china-chana, seguía tejiendo
con su corta vista, sus viejas gafas
sus torcidos y doloridos dedos.

***


2 comentarios:

  1. Cuántas tardes, sobre todo de inviernos duros, se pasaban nuestras abuelas así.
    Magnifico Alfredo

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