Te miro y
no me canso, de mirarte cada noche caigo enamorado, luna del alma mía. No cejo
en el empeño de buscar en cada uno de los atardeceres los momentos mágicos, aquellos
en los que el horizonte se baña en los rayos tardíos de tu enemigo para, acto
seguido concederte el permiso de reinar en la oscuridad de la noche.
Te sueño luna de mis sueños. En uno de aquellos, siendo tu creciente en unas de las fases, y yo joven todavía, soñé estar sentado en uno de tus extremos, mientras los pies se balanceaban en el vacío dejado por el estrellado universo, entretanto disfrutábamos el uno del otro, el mundo teníamos a merced nuestra.
Cuando el cansancio se apoderó de mi cuerpo, y los ojos se vencieron de sueño, luna mía, dejaste mi cabeza apoyada en tu blanco rezago mientras me susurrabas al oído unas hermosas notas de amor que yo en mi sueño tarareaba y las hice mías.
Ahora con el paso del tiempo, todavía recuerdo aquel encuentro ¿Qué clase de melodía regalaste mis oídos aquella noche estrellada, luna mía, que desde entonces me encuentro sometido a tu influjo y más que nunca unido a tus encantos y a aquellos compases de amor que suenan constantemente en mi cabeza y cambiaron mi vida?
Te miro y no me canso, luna del alma mía, me enamoras cada noche antes de que despierte el nuevo día y cuando te conviertes en luna llena en otra fase de las tuyas, vago por los caminos tarareando la melodía mientras busco tu brillo y de paso intento obtener alguna ofrenda que, en sacrificio, ofrecerte, mi hermosa luna. ¡Auuuuuuuu!
Muy bonito
ResponderEliminarGracias
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