CONCURSO RELATOS ENCADENA
Él finge
que no le importa, pero no es cierto. No puede vivir sin estar conectado. La
última vez que lo hizo, recuerda estar toqueteando el móvil, junto a un enorme
ventanal. Le entró una llamada y los nervios. Se le escapó de las manos y se
cayó al vacío y él se fue detrás. Consiguió atraparlo, a un metro del suelo.
Tiene mal aspecto, restos de sangre en la cara y magulladuras por todo el cuerpo. Deambula por la casa como un espíritu, intentando conectarse por todos los medios. Lástima que en ultratumba no existen las telecomunicaciones ni cargadores, de momento.
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