CONCURSO RELATOS EN CADENA
“A
disfrutar de la cerveza, hermanos”, repetía a voces por los pasillos del
convento, Fray Bernardino, monje encargado del huerto, antes de la oración de
la tarde.
Había experimentado con una nueva semilla;
lúpulo la llamaban en el burgo. Tuvo la feliz idea de mezclarlo con agua y
cereal antes de fermentarla y por fin podía dar cuenta del resultado.
El abad
del convento se mostraba alegre después de haberlo probado. Le preguntó con
dificultad, a Fray Bernardino cómo custodiarían ese brebaje tan rico; este
contestó asombrado: “como será muy venerada con el tiempo, sugiero que sea
tratada como reliquia igual que los clavos de Cristo”.
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