Marinero de tierra,
defensor de patrias y banderas,
coleccionista de batallas,
dibujante de muescas,
en las cachas de tu navaja.
*
Acumulas escrúpulos y derrotas,
bebedor de cerveza barata,
te rotulas la espalda,
para marcar la diferencia.
*
Vacías la memoria cada día,
de recuerdos y mentiras,
duermes en aceras,
alma de ballenero,
destilas ruina y miedo,
por los poros de tu cuerpo.
*
Qué lejos quedan los días
que surcabas los mares,
girando esa gran rueda,
rodeada de asideros,
cortabas la mar,
con la quilla apuntando al cielo,
como ese cuchillo,
que clavabas en las entrañas,
de cualquier rival,
que te discutiera la verdad,
en cualquier callejuela ,
estrecha y mal iluminada.
*
Dejabas que las gaviotas,
anidaran en tu hombro,
mirando el horizonte,
erguido como un pirata,
dueño de los siete mares.
*
Días que conociste el amor,
y cambiaste por unas botellas,
ahora que la ves hermosa y bella,
te encuentras vacío de calor,
y lleno de vino y mal olor
solo te queda el vaho de tu aliento,
cubriendo las paredes de ese vaso,
que acaba de estar lleno,
y permanece vacío y quieto,
en ese trozo de mesa,
en que se ha convertido,
tu reino tan extenso,
como la palma de una mano.
*
Rodeado de curanderos de barra,
y mujeres de encías desgastadas,
buscando compañía barata,
con la voz grave y rota,
por el tabaco y el sueño.
*
Esperas la llegada,
de cualquier cronista,
que resuma tu vida,
en cuatro palabras,
se inventara mil batallas,
para darle más sabor,
dejando tu soledad,
y tus días de gloría,
para otra ocasión.
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