viernes, 29 de noviembre de 2019

¿DECIRLO O NO DECIRLO, CALLANDO?



Al intentar modificar la siguiente ecuación,
cambiando los términos de lado,
yo, que siento lo que digo,
al intentar decir lo que siento,
no siempre guardo las composturas,
que si lleva tilde, el grito que pego,
o si se le ha caído la “h” al exabrupto emitido,
el caso es que teniendo que guardar las formas
e intentar cumplir con las normas,
hay momentos que creo mejor darme la vuelta,
o vivir el día a día tapándome la boca,
pues si elegimos esos caminos, erraremos de plano,
hay que apartar el pie para que no te pisen el callo,
en caso contrario, con el consiguiente daño producido
mientras gritamos de dolor, no pensamos en otra cosa.


Otro caso más del deber de incumplir con la ecuación,
yo, que siento lo que digo,
al intentar decir lo que siento,
¿ hay que alcanzar siempre esta meta?
siendo una constante en la vida de cada uno,
¿no se podría llegar a una especie de acuerdo,
un punto intermedio, a medio camino,
entre la verdad que me callo y no digo
y lo que sin querer o queriendo, me invento,
con tal de dar por finalizada la contienda,
por temor a violentarme al no sacar fuera,
aquello que nos produce tanto sufrimiento?


***


No hay comentarios:

Publicar un comentario