Solo de verte, dan ganas
de estirar los brazos,
de iniciar ejercicios de
estiramientos,
como si se tratase de una
tabla de gimnasia, impuesta,
levantarlos hacia el
cielo o parecer un crucificado,
restregarme los ojos, con
ganas,
también forma parte del
juego.
Es un vicio, bostezar
como en mis mejores tiempos,
hasta hacerme casi daño
donde se juntan los labios,
de abrir tanto la boca
hasta casi romper sus huesos,
pero debo ser fuerte, a
mis deseos no debo hacer caso,
no debo mirarte a los
ojos, mejor dicho a tus reposa brazos,
antes del domingo o como
muy pronto, la tarde del sábado.
Entre semana, que si voy a
la cocina,
que si me asomo a la
ventana,
paso delante de ti, un
montón de veces,
tengo tantas ocasiones de
quitarme las ganas…
y tantas ocupaciones que
anhelarte es casi pecado.
Tropiezo contigo a
menudo, quizá sea mi mente,
que desea estar a tu lado,
con la mantita de cuadros,
con la mesita baja a la
distancia precisa,
después de recoger la
mesa, y lavarme los dientes,
ya va siendo hora que me
acojas en tus brazos,
de estirar las piernas
cual guerrero derrotado,
lástima que para el
objetivo deseado,
todavía queda, a fecha de
hoy, mucha semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario