EL AGUJERO

 

Esperando que llegue mi turno
sentado al borde de un gran vacío
entre la nada y el otro mundo
sin vértigo, sin sentir miedo
agitando los pies, nerviosos
dando puntapiés al aire
y taconazos hasta hacerme daño,
en las rodillas, los codos clavados
dejando sus reales y sus marcas
las palmas de las manos ofreciendo
apoyo a la barbilla, por decreto
y la cabeza ligeramente hacia abajo
con los pelos alterados por el viento
siguiendo las trazas del cuerpo
y entre tanto, la mente en blanco.
 
Si tuviéramos un último pensamiento
y repasáramos la vida en un segundo
¿Qué recordaríamos primero
el hecho más importante o algo cercano
 algunos juegos de la infancia
o serían los rostros de nuestros ancestros
una fiesta a la que no fui invitado
una chica que me negó el primer beso
un tren que no cogí a tiempo,
el miedo cada vez que asumía un reto
la discusión acalorada y perdida
el lienzo inacabado que quedó en boceto
un resfriado por amar bajo la lluvia
el reparto de amigos al separarnos
las cartas de amor que no se enviaron,
los propósitos de enmienda
las promesas que se quedaron en eso
o el agujero donde guardé el dinero?
 
***