La cafetera silbaba hacía rato
el olor a café invadía el cuarto
sorbiendo a poquitos apuró la taza
le gustaba madrugar, salir temprano.
Pasó recuento a sus cosas
la boina de medio lado, calada
la garrota, en la muñeca sujeta
la pava, en la boca, apagada.
María, su mujer, aún dormía
no sabe que está enferma,
y si lo sabe, tiene la boca cerrada
su desayuno listo en la mesa.
José es ordenado, de rutinas
paseo diario al campo, a sus prados
cuenta y recuenta el ganado
tres vacas, unas gallinas y un gallo.
Y así pasan los días en la aldea
largos, muy largos en el verano,
húmedos y fríos en el invierno
y uno pendiente del otro todo el año.
***
el olor a café invadía el cuarto
sorbiendo a poquitos apuró la taza
le gustaba madrugar, salir temprano.
la boina de medio lado, calada
la garrota, en la muñeca sujeta
la pava, en la boca, apagada.
no sabe que está enferma,
y si lo sabe, tiene la boca cerrada
su desayuno listo en la mesa.
paseo diario al campo, a sus prados
cuenta y recuenta el ganado
tres vacas, unas gallinas y un gallo.
largos, muy largos en el verano,
húmedos y fríos en el invierno
y uno pendiente del otro todo el año.
Pura realidad de estas edades, no es imaginación.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo, por leerme y comentar
EliminarMuy bien redactado, bonita lectura. 👋💖
EliminarMuchas gracias, por leerme y comentar
ResponderEliminarEn cualquier edad somos animales de costumbres y rutinas
ResponderEliminarMuchas gracias por leerme y comentar
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