viernes, 30 de septiembre de 2022

LA UTILIDAD DE LAS LENGUAS MUERTAS


 
“Hoy va a ser mi día de suerte” pensó,
mientras llenaba de café la cafetera
vio en el suelo un par de monedas,
sin perder un segundo se agachó a por ellas
al ponerse en pie, y por un descuido
se dio un golpe en la cabeza
no sabe si con la encimera o con el armario,
a punto estuvo de jurar en arameo
si fuera versado en lenguas muertas,
recordó aquello de la suerte y el día,
contó hasta diez y lo olvidó el hecho.
 
Ya en el baño y delante del espejo
este le miró con desconfianza y recelo
en esto que cogió la pasta de dientes
apretujado y vacío encontró el tubo
sin recambio por no haber hecho acopio
con unas gotas de gel se aseó la boca
el mal humor apareció de nuevo,
pero mantuvo la compostura y el tipo,
otra vez respiró hondo y a otra cosa.
 
Al llegar al bus, subió templado
hizo ademán de buscar la cartera
para validar el torno, y ocupar un asiento
 fue a sacar la tarjeta, busco en la chaqueta
se puso pálido al comprobar su falta
ni cartera ni pase ni bono ni dinero
se había dejado en casa la billetera
y volvió a practicar una lengua muerta
el hebreo se hubiera quedado corto
si hubiera sabido conjugarlo,
con buenas palabras le abrieron la puerta
otra vez en la calle y con dolor de cabeza
sin dinero, sin tarjeta y sin cartera.
 
Llegó a la oficina, bien entrado el día
quiso ser servicial con un compañero
le cedió el paso, sujetando la puerta
en un desliz se cerró esta sin motivo
teniendo los dedos apoyados en el marco
ni arameo, ni hebreo ni lenguas muertas
ni suerte ni hermoso día ni primavera
gritos de dolor y desconsuelo
nada que no se arregle con puntos de sutura
apósitos, vendas y mercromina
sin dinero, sin tarjeta con dolor de cabeza
y ahora esto, emprende el regreso a casa
andando y por el camino más largo
como no podía ser de otra manera
al equivocarse en el trazado de vuelta.
 
Ya en casa, cogió las llaves al portero
y se encontró con la guinda de la tarta,
de tanto mirarse al espejo en la mañana
no se acordó de cerrar el grifo
extendiendo sus tentáculos, el agua
por todos los aposentos de la casa,
de madrugada quedó todo arreglado
estando ya en la cama, pensó
“si no ha sido hoy el día de suerte
seguro que sin duda será mañana”.
 
 
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