viernes, 16 de diciembre de 2022

EL ESTUCHE DE HOJALATA ( Espíritu Navideño)


 

Vibró la vieja campana del centro
el silencio se quebró en los pasillos
el colegio entero se llenó de ruido
de carreras, empujones y gritos.
 
La “seño” intentaba poner remedio
“primero daréis cuenta del almuerzo”
“cada niño que ocupe su sitio”
repetía una y otra vez:
con dificultad y mucho esfuerzo.
 
Jesús, que así se llamaba nuestro niño
saco su estuche de hojalata
el mismo que un día le regaló su tío
ha mucho tiempo, unas navidades pasadas.
 
Sin que nadie se diera cuenta,
abrió el estuche a escondidas,
unos lapiceros, alguno sin punta
otros mordidos por el extremo
un trozo de goma de borrar,
un sacapuntas mellado, unos cromos
dos bolis con apenas un poco de tinta
y a veces algo de alimento,
como ayer, como tantos otros días
su madre, hoy no le puso comida.
 
Con discreción, lo cerró de nuevo
tenía hambre, le dolía la tripa,
quería salir, que le diera el aire
pidió permiso para salir de clase,
guardo el estuche en la mochila.
 
Se fue al patio, a perder tiempo
con las manos en los bolsillos
dando puntapiés al aire
a las piedras, a un bote
a las paredes del patio
aburrido, pasando frío.
 
Cuando lo creyó prudente
regreso de nuevo al centro
en clase le estaban esperando,
incómodo, se dirigió a su asiento.
 
Menuda sorpresa, casi se cae del susto
vio su pupitre lleno de cosas
chocolatinas, galletas y una soda
barritas, bollería y zumos
bocadillos, piezas de fruta
golosinas, chuches y una nota.
 
 
“Mientras estés con nosotros
no te faltara cariño ni comida
que llevarte a la boca”
no cabía de emoción y de gozo
las lágrimas le caían por las mejillas.
 
Seguidamente, desplegaron una pancarta
con recortables, habían hecho varias letras
y escrito un mensaje juntando las palabras
un amigo de juegos lo leyó en voz alta:

 

FELIZ NAVIDAD, FELICES FIESTAS



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