viernes, 9 de junio de 2023

EL PODER DE LOS ACTOS SIN IMPORTANCIA


 
Decidió que ya era la hora
de un brinco salto de la cama
aunque mal no había dormido,
le costó, pues seguía cansada.
 
Puso la radio, lo primero,
le gustaba sentirse acompañada
acercó el café y abrió la cafetera,
cogió una cuchara y una taza.
 
Puso el pan en la tostadora
llenó de agua el depósito,
sin rebasar la pequeña muesca,
molió café, dejándolo muy fino.
 
Tres cucharadas serían suficientes,
con dificultad encendió el fuego,
en el cajón no encontró las cerillas,
y casi no acierta con el mechero.
 
Y con el café servido, se sentó
asió la taza con las dos manos,
saltó la tostada, pidiendo guerra,
y fue dichosa, al menos un rato.
 
***

No hay comentarios:

Publicar un comentario