jueves, 18 de enero de 2024

TODO A 100


 

Tan a la moda le vestían, que a veces iba hecho un adefesio, colores chillones combinados con otros blandos, plumas por todos los lados, gorras de plato o complementos sin sentido.

Tan pronto lucía palmito en primera línea de calle como reclamo o le metían para adentro en cualquier rincón, de relleno.

En verano se constipaba con frecuencia, menuda potencia, los aires acondicionados, en cambio, en invierno, con los abrigos tan largos y los jerséis de cuello alto que lucía y la calefacción que echaba chispas, sudaba hasta ponerse malo.

Pero lo que peor llevaba eran las modas estacionales o los cambios de tendencia, tan pronto se encontraba desnudo, como aparecía con calentadores, bufandas, trasparencias o vaporosas gasas.

Un día oyó que le iban a cambiar de puesto, no daba crédito, se puso contento, pero se encontró sin darse cuenta, abandonado en un cuarto, rodeado de ropa rebajada y de otros trastos.

Al poco tiempo, dicen que le vieron expuesto en uno de esos comercios de todo a cien, esos donde venden gatos dorados que mueven la patita todo el rato.


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