miércoles, 20 de marzo de 2024

LA CORRESPONDENCIA

 


Ninguna era suya, pero allí estaba ella, esperando que el vocero pronuncie su nombre, no saben que no tiene quien le escriba, tampoco ella o no se acuerda.

Mientras, con la mirada perdida, apoya una a una las yemas de los dedos sobre la barbilla, cuenta una vez tras otra, comprobando que no le falta alguno.


El reparto termina, pero ella no tiene quien le escriba o no lo sabe, desde aquella fría mañana, cuando aquellas voces correteaban por su cabeza, cuchicheando y hablando en alto.

Acabó con la vida de todos, y ahora no tiene quién le escriba o no se acuerda.

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