jueves, 30 de mayo de 2024

AQUEL OBJETO SIEMPRE EN MEDIO (Microrrelato hasta 100 palabras)


 

Ahí estaba, mal puesto, estorbando, siempre en medio. Así estuvo muchos años, invisible y necesario, aunque esto último lo averiguó pasado el tiempo.
 
Al principio le hacía gracia, provocaba burlas y comentarios, incluso alguna discusión, sin llegar a ser extrema.
 
Un día, al levantarse, todavía dormido, le pareció que le daba los buenos días o eso pensó y lo miró incrédulo.
 
Otro día le vieron hablando con él, nada serio.
 
Pero una desalmada reforma provocó el pase a otra vida, lo abandonaron en una caja, lo bajaron al trastero y desapareció de su vista, pasando de estorbar a ser añorado.


***

jueves, 23 de mayo de 2024

CONFUSIÓN (Microrrelato < de 100 palabras)


 

“Mañana podrá comprarle sus malditos libros”. Escribió la nota con unos trazos que más parecían los garabatos de un niño que la letra de un adulto.

Llegado el momento un empleado se presentó en la librería a cumplir el encargo. El librero que tenía las gafas de miope haciendo equilibrio, se hizo un lío al leer la nota y le entregó el más antiguo libro maldito que vendía.

De esto hace varios días y ahora su hijo no para de conjurar en lenguas muertas y de hablar con un ser endemoniado de bajar a los infiernos, apestando a azufre y con cuernos de fauno.

lunes, 20 de mayo de 2024

EL HUERTO (Finalista Certamen Nacional España Creativa de poesía 5 noches 5 villas)


 
Hacía tiempo, mucho tiempo
que no visitaba el pueblo,
mil excusas y ninguna cierta,
desavenencias o algún despecho,
algún amor no correspondido
o quizá fuera lo contrario
algo más sencillo, el olvido.
 
Una notificación tuvo la culpa.

El abuelo le dejó unas tierras,
las que un día ocupara el huerto,
a escasos metros del pueblo,
a un lado de la calzada, junto al río,
en el otro, quieto, el cementerio.
 
Donde el río se hace un lío
y el canal le pasa por encima,
unas compuertas son testigos
y a él, de pequeño, le daba miedo.
 
Ahí seguía el huerto, en silencio,
la puerta de acceso vencida,
cuatro maderas mal puestas,
un pestillo casero de madera
y de resbalón, un pedazo de cuerda.

A cada lado un murete de adobe,
con los sillares enfoscados de barro
y acabados romos por el viento.
 
Allí pasaban las tardes de verano
dando de comer a los conejos,
a las gallinas y a un enorme tocino.
 
Llenaban de agua los bebederos,
arrancaban las malas hierbas,
sembraban, regaban o recogían
la semilla, los surcos o los frutos,
engrasaban la tajadera de la acequia,
los aperos o la polea del viejo pozo.
 
Él fue muy feliz en aquella época.

Un día, siendo crío, le dijo a su abuelo
que de mayor quería ser labrador,
pero la ciudad no estuvo de acuerdo,
ahora cree que ese fue el motivo
de porqué el abuelo le dejó el huerto.
 
Ahora con un montón de años
podría ver realizado su sueño,
disfrutaría como lo hizo de crío
se haría cargo del huerto de nuevo,
un sombrero de paja, una azada
un pañuelo con nudos, ganas
y todo el tiempo del mundo,
era todo lo que le hacía falta.

De esto hace tres o cuatro años
ojalá pudieran estar aquí para verlo.
 
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jueves, 16 de mayo de 2024

EL SECRETO




 
Dijeron que era un secreto
no sé si será cierto
no vayas a decir tu na
júramelo por tus muertos
 
Que dicen que han visto
a la Susana y al Roberto
abrazados en el parque
y dándose muchos besos.
 
¡Ah! Era eso, pues vaya secreto
una vez me contaron uno
ese secreto sí que era serio
el Luisma perdió el carnet por puntos.
 
Pero tío, porque lo has contado
si no se cuenta no es secreto
que no es así, es todo lo contrario
júramelo por tus muertos.
 
Hablando de fallecidos
una confidencia es secreta
cuando la saben tres personas
y dos de ellos ya están muertas.
 
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jueves, 9 de mayo de 2024

LAS CUENTAS CLARAS (Microrrelato)


Pagaba al asesino por el trabajo realizado, puntualmente.

Siempre el mismo ritual, después de comprobar el resultado le citaba al caer la noche en algún lugar apartado y solitario.

En ese momento y sin mediar palabra alguna, un sobre, conteniendo un montón de billetes pequeños cambiaba de manos.

Últimamente se citaban poco, con la crisis los encargos habían menguado.

Un día recibió la llamada de un funcionario, algo relacionado con sus ingresos y el patrimonio declarado. No se correspondían con el alto nivel de vida que presumía.

Asustado, tuvo una idea, descolgó el teléfono y comenzó a marcar.