de la alacena fue sacando las cosas
siguiendo el orden de la receta:
unos piñones y unas peladillas
unas nueces y unas ciruelas secas
unos huevos y el paquete de harina,
una cuchara de azúcar colmada
y a mano unas manzanas reinetas.
su voz se oyó suave y cálida
apareció su nieta al llamar a su hija,
encendió el horno a ciento ochenta
como había hecho toda la vida
ahora se le iba un poco la cabeza
en realidad, no se daba cuenta.
a través del visillo de la cocina,
la cáscara de limón ralló primero,
separó la yema de la clara enseguida,
añadió unas cucharadas de harina
echó la ralladura y las ciruelas,
el azúcar, las nueces y las peladillas
y mientras removía con la varilla
confundió a su nieta llamándola hija
cuando en realidad era ella misma.
como le hacían a ella de niña
con amor, de broma y por curiosa
y el resto se lo llevó a la boca
chupándose el dedo con las sobras
“No hagas eso que está muy feo”
Dijo la abuela a mamá cuando era hija.
removió la clara a punto de nieve
con la varilla y con mucha energía,
cortó las manzanas en rodajas
y las recubrió con la mezcla preparada,
colocó el molde en el horno.
Mamá tómate las pastillas
Dijo la hija a su madre cuando era abuela.
con todo el lío en su cabeza
se olvidó de medir el tiempo
¿Abuela te tomaste las pastillas?
***