sábado, 31 de mayo de 2025

LA DIADEMA DE LAS FLORES SECAS



CERTAMEN LITERARIO “FLOR NATURAL XLVII EDICIÓN” CLAVARIOS VIRGEN DE LA SOLEDAD CHESTE (VALENCIA)

“No te alejes tanto”,
le repite su madre gritando
al salir de los santos oficios
soltándose de su mano,
mientras corre sin hacer caso,
ahí va la loca de la cara bonita
gritaban los vecinos a su paso
toda vestidita de blanco.
 
Y corría y corría sin descanso
hasta perder el aliento
por los caminos inacabados,
solitarios y mundanos,
los que alcanzando los trigales
a menudo pasan de largo,
los mismos que llegan al molino
y que de tanto esperar a su Quijote
ha tiempo que se hizo viejo.
 
Dicen de ella que estaba loca
que nunca se estaba quieta
y ella corría y corría sin freno
saltando de charco en charco,
con sus calcetines de perlé
y el lacito azul de raso
y su madre gritaba a lo lejos
“No te manches los zapatos”,
“No pierdas la cinta del pelo”.
 
Y decían que estaba loca,
la loca esa de la cara bonita
la misma que camino a la escuela
se retrasaba cogiendo moras
y conseguía parar el tiempo
y cuando quería darse cuenta
sonaba a lo lejos la campana
y llegaba la última a la escuela
con la cara llena de arañazos
y morados los labios de moras
y los libros se quedaban olvidados
entre las zarzas y los arbustos.
 
Decían de ella que estaba loca
que le gustaba hacer el pino
y ver el mundo al revés
tocar la tierra con los dedos
y que la falda le cubriera la cara
mientras a sus espaldas murmuraban
ahí va la loca esa de las enaguas blancas
la de los pensamientos raros
y la diadema de flores de camomila,
de azahar y manzanillas en el pelo.
 
Ahí va esa loca
recogiendo mariquitas y gusanos
la que escucha cantar a los pájaros
y mirar el sol con los ojos cerrados
cuando está en lo más alto
y pasear bajo las sombras
de alcornoques y castaños
buscando que le hagan guiños
cuando camina bajo sus ramas.
 
Y ahora con escarcha en el pelo
sentada en su habitación
con la mirada ausente y perdida,
unos grandes ventanales
le recuerdan el pequeño jardín
y la fuente de piedra, sin agua
mientras sostiene en las manos
la diadema de flores secas
de azahar, camomila y manzanillas
y la cinta azul de raso
y oye a lo lejos gritar a su madre:
“No te manches los zapatos”,
“No pierdas la cinta del pelo”.

***

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