CONCURSO RELATOS EN CADENA
Jugó a
dibujar figuras de humo, mientras barajaban las cartas. Apiló las que le
tocaron en suertes.
Mirándolas de reojo apostó lo que le quedaba,
incluyendo unos pagarés. Solo él sabía que no tenían fondos.
Mientras
le tocaba el turno, se dirigió al excusado; sentándose en la taza, apoyó la
cabeza en una de las paredes y con un cúter sajó la muñeca de su mano derecha,
la misma que había sujetado la mala suerte momentos antes.
Sobre la
mesa de juego, una densa nube de humo de una última calada dejaba entrever la
figura de un encapuchado asido a una guadaña de grandes dimensiones.
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