El trigo y su harina la vida te
han dado,
en las altas tierras de las dos
Castillas,
cálidas en Extremadura y en
Aragón frías
trillaron duro para separar el
grano de la espiga.
que con las salsas, los guisos
y cocidos
si de ti no cogiéramos un buen cacho
ni me imagino saciar tanto
apetito.
¿hay pan?, preguntamos siempre
lo mismo,
caso de no haberlo o haberse
olvidado su compra
cuento hasta diez, para no
provocar un seísmo.
contigo no me canso de botar
barquitos
dejando que entre el líquido
por los cuatro costados
provocando con la cuchara maremotos
y torbellinos.
abrirte en canal, formando dos
tostadas,
con la mirada perdida, untar
sobre tus entrañas
aceite, mantequilla o tomate en
mermelada.
***
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