viernes, 15 de julio de 2022

EL COJO


 
Anda despacio, a trompicones
escondiendo su vergüenza y su tara
intenta hacerlo erguido, no hay manera,
ahora que ya es mayor y peina canas.
 
Aún recuerda aquella triste jornada
acurrucado, dando remate a una pava
jugando con una hebra entre los dientes
y la tarde acariciándole la cara.
 
No había ruido en el campo de batalla
ni voces ni gritos ni nada parecido,
de pronto, dos almas gemelas
despistadas, cruzando la línea de tiro.
 
Una serie de silbidos, surcan el cielo
una madre y su hijo con cara de miedo
en lugar de estar a lo suyo, da un brinco
les tira al suelo, les cubre con su cuerpo.
 
Era un día soleado, hasta ese momento
un maldito mortero no tenía otro lugar
por cuatro lados le partió el hueso
y el enfermero que quería amputar.
 
Cuando llueve o cambia el tiempo
se lo recuerda su maltrecho hueso
¡¡¡¡si se hubiera estado quieto aquella tarde!!!!
Despacito, intenta andar erguido, tieso.
 
***

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