Las
hojas, caídas, olvidadas
en
los solitarios caminos,
abandonadas
de mala manera,
señalan
con el dedo el final del otoño.
Con
la llegada del invierno
los
árboles muestran sus vergüenzas,
la
tetera silva inquieta,
anda
soltando lastre, hace rato.
El
día está triste,
y
yo alicaído, yo tengo frío.
***
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