En un tranquilo día de otoño,
él andaba perdido, sin ganas.
Ella quería respirar, refrescarse,
las cuatro paredes le ahogaban.
Él estaba sentado en un banco,
sin mirar, miraba caer las hojas.
Ella apresurada, entró en el parque
Paseaba, sin rumbo, a la misma hora.
Ella, necesitaba hablar con alguien
de lo que fuera, de todo y de nada,
él estaba distraído, a otra cosa,
sin mirar las hojas caídas, las miraba.
Ella no se dio cuenta de que estaba.
Una piedrecita invadió su zapato,
se sentó en el mismo banco, a su lado
entonces la vio y se quedó prendado.
Quería dirigirse a ella, decirle algo
ella ya estaba repuesta y calzada,
a punto de volver al paseo, escuchó
¿Podrías decirme cómo te llamas?
***
él andaba perdido, sin ganas.
Ella quería respirar, refrescarse,
las cuatro paredes le ahogaban.
sin mirar, miraba caer las hojas.
Ella apresurada, entró en el parque
Paseaba, sin rumbo, a la misma hora.
de lo que fuera, de todo y de nada,
él estaba distraído, a otra cosa,
sin mirar las hojas caídas, las miraba.
Una piedrecita invadió su zapato,
se sentó en el mismo banco, a su lado
entonces la vio y se quedó prendado.
ella ya estaba repuesta y calzada,
a punto de volver al paseo, escuchó
¿Podrías decirme cómo te llamas?
Precioso!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por leerme y comentar
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ResponderEliminarDivino Alfredo
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