domingo, 23 de febrero de 2020

CAMBIO CLIMATICO



El ruido del deshielo de los hielos del norte,
rugiendo como solo rugen las tripas,
cuando tienen hambre y nada de comida,
o el rugido de unas fieras en libertad cuando se saben en peligro
cuando saben que su futuro es incierto e inmediato,
cuánto daño a la vista, al oído y al común de los sentidos
y a la conciencia por descontado.

El trino de los pájaros que, anunciando la primavera,
resulta que estamos en invierno,
cuando bebían agua fresca en el arroyo,
de otro deshielo, por cierto,
hoy en día andan revueltos y hechos un lío,
entre frio que pasan en verano y lo augustito que están en invierno,
cuánto daño al sentido común, a la vista, al oído
y a la conciencia por descontado.

La reina del panal siempre engalanada no se sabe porqué,
cuando todo era una fiesta,
miles de abejas a un panal de rica miel,
obreras por aquí, zánganos por allá,
todas de flor en flor, haciendo su trabajo,
y que bonitas las flores, fruto de las abejas y su esfuerzo,
y ahora, casi las contamos con los dedos de una mano,
cuánto daño al sentido común, a la vista, al olfato
y a la conciencia por descontado.
 .
Otro rugido de tripas, esta vez no va con el hielo,
viene de los ácidos del infierno,
harto de que seamos tan malos,
de estar provocando, a todas horas,
que si los insecticidas, que, si arrancamos la flora,
que si las tormentas no son certeras
y siempre caen donde apenas hay defensas,
cuánto daño al sentido común y al olfato y al oído
y a la conciencia por descontado.

El fuego purifica el alma, ¿pero cuanta alma hay suelta?
que no para el fuego de quemar,
todo lo que sale a su encuentro,
pobres animales huyendo en desbandada,
sin norte, sin protección, sin refugio,
y nosotros tan panchos, comiendo palomitas delante del televisor,
que esa guerra, esa guerra no va conmigo,
cuánto daño al sentido común, a la vista, al tacto
y a la conciencia por descontado.

***

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