miércoles, 18 de junio de 2025

EL LAPICERO QUE DIBUJABA SIN PUNTA (Microrrelato hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

Dibujó un ataúd pequeño y se metió dentro, pero se dejó el lapicero fuera. Alguien lo encontró brillando en el suelo y comenzó a utilizarlo.

Primero dibujó una flor y su aroma cubrió la atmósfera de primavera. Asombrado con el resultado dibujó un árbol repleto de pájaros. Al instante empezó a llenarse de frutos y a oírse los trinos.

Creyó que podría dibujar un mundo mejor y fue a buscar a los fabricantes de odios y les dibujó una bilis buena y a las armas de guerra un nudo en los extremos.

Cuando hubo dibujado un montón, se paró a sacarle punta al lapicero y continuó imaginando cosas.

martes, 10 de junio de 2025

EL TABACO MATA (Microrrelato hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

Jugó a dibujar figuras de humo, mientras barajaban las cartas. Apiló las que le tocaron en suertes.

 Mirándolas de reojo apostó lo que le quedaba, incluyendo unos pagarés. Solo él sabía que no tenían fondos.

Mientras le tocaba el turno, se dirigió al excusado; sentándose en la taza, apoyó la cabeza en una de las paredes y con un cúter sajó la muñeca de su mano derecha, la misma que había sujetado la mala suerte momentos antes.

Sobre la mesa de juego, una densa nube de humo de una última calada dejaba entrever la figura de un encapuchado asido a una guadaña de grandes dimensiones.


jueves, 5 de junio de 2025

VISITA INESPERADA (Microrrelato hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA


Sabía a soledad, pero también a paz. Había pasado tanto tiempo desde la última orgía que casi lo había olvidado

Apenas recibía visitas. Durante el día, permanecía oculto en los bajos de su castillo, pero la noche le daba nuevos bríos. Paseaba sin miedo por las estancias, a la tenue luz, casi apagada, de unas derretidas velas.

Esa noche unas turistas francesas, tan osadas como perdidas, llamaron a su puerta.

“Por fin volveré a sentir paz”, pensó.

Se dirigió hacia la puerta ciñéndose una enorme capa de terciopelo negro y cuello vuelto, de color rojo.

Una leve sonrisa dejó al descubierto el brillo de dos afilados colmillos.


sábado, 31 de mayo de 2025

LA DIADEMA DE LAS FLORES SECAS



CERTAMEN LITERARIO “FLOR NATURAL XLVII EDICIÓN” CLAVARIOS VIRGEN DE LA SOLEDAD CHESTE (VALENCIA)

“No te alejes tanto”,
le repite su madre gritando
al salir de los santos oficios
soltándose de su mano,
mientras corre sin hacer caso,
ahí va la loca de la cara bonita
gritaban los vecinos a su paso
toda vestidita de blanco.
 
Y corría y corría sin descanso
hasta perder el aliento
por los caminos inacabados,
solitarios y mundanos,
los que alcanzando los trigales
a menudo pasan de largo,
los mismos que llegan al molino
y que de tanto esperar a su Quijote
ha tiempo que se hizo viejo.
 
Dicen de ella que estaba loca
que nunca se estaba quieta
y ella corría y corría sin freno
saltando de charco en charco,
con sus calcetines de perlé
y el lacito azul de raso
y su madre gritaba a lo lejos
“No te manches los zapatos”,
“No pierdas la cinta del pelo”.
 
Y decían que estaba loca,
la loca esa de la cara bonita
la misma que camino a la escuela
se retrasaba cogiendo moras
y conseguía parar el tiempo
y cuando quería darse cuenta
sonaba a lo lejos la campana
y llegaba la última a la escuela
con la cara llena de arañazos
y morados los labios de moras
y los libros se quedaban olvidados
entre las zarzas y los arbustos.
 
Decían de ella que estaba loca
que le gustaba hacer el pino
y ver el mundo al revés
tocar la tierra con los dedos
y que la falda le cubriera la cara
mientras a sus espaldas murmuraban
ahí va la loca esa de las enaguas blancas
la de los pensamientos raros
y la diadema de flores de camomila,
de azahar y manzanillas en el pelo.
 
Ahí va esa loca
recogiendo mariquitas y gusanos
la que escucha cantar a los pájaros
y mirar el sol con los ojos cerrados
cuando está en lo más alto
y pasear bajo las sombras
de alcornoques y castaños
buscando que le hagan guiños
cuando camina bajo sus ramas.
 
Y ahora con escarcha en el pelo
sentada en su habitación
con la mirada ausente y perdida,
unos grandes ventanales
le recuerdan el pequeño jardín
y la fuente de piedra, sin agua
mientras sostiene en las manos
la diadema de flores secas
de azahar, camomila y manzanillas
y la cinta azul de raso
y oye a lo lejos gritar a su madre:
“No te manches los zapatos”,
“No pierdas la cinta del pelo”.

***

jueves, 22 de mayo de 2025

DOCUMENTO ENVENENADO (Microrrelato hasta 100 palabras)


 RELATOS EN CADENA

Su esposa y su hermano ni la probarían, eran veganos y amantes.

Una oferta de lanzamiento que no podía rechazar, chuletones de kilo a mitad de precio.

Se puso morado, tanto que acabaron en la sala de espera del hospital. El diagnostico atragantamiento por cuerpo extraño.

Una enfermera informó de los pormenores: un trozo de carne se quedó sin recorrido, cerca del gaznate.

En la mano llevaba un formulario que les entregó aprovechando el desconcierto, rutina hospitalaria, dijo. En la cabecera del documento las palabras donación y órganos escritas con letras grandes y resaltadas en negro ganaban protagonismo.

Quitándole importancia comentó: “Por si se complicara la cosa”


sábado, 17 de mayo de 2025

LLUVIA, SEQUÍA, VIENTO


 CONCURSO 5 NOCHES 5 VILLAS
II EDICIÓN

Ahora que ya eres mayor
apenas te sientas ante el espejo.
De repente, y sin venir a cuento
de la infancia evocas recuerdos.
 
Recuerdas como una tonta,
a tu mamá, a tu lado, contigo,
y quieres contarle tus secretos
los secretos de tu vida al oído.
 
Naciste para ser princesa,
y acabaste de juguete roto.
¿Que fueron de tus sueños
meciéndose en función del viento
de rezar para que lloviera,
de las necesidades del campo
o si ese año tocaba barbecho?
Un marido y poblarte de hijos
se convirtió en tu objetivo
en el objetivo de tu existencia.
.
Pero tu mamá ya no está.
Y ahora la echas de menos.
Mírate en el espejo de nuevo,
antes de que se nuble la memoria
siéntate y cepíllate el pelo
como hacías de pequeña
mientras tu mamá te anudaba
un hermoso lazo rojo.
 
Acabaste harta de paseos
 por la rambla de tu pueblo
eran tardes de noviembre
lágrimas cayéndote por las mejillas
y el cielo, de agua cubierto.
 
Tardaste en darte cuenta
que la vida se vive día a día
que mañana puede que sea tarde
y que hoy, aún tienes tiempo.
 
Tomaste el camino equivocado
cuando te soltaron de la mano,
hiciste sola el trayecto,
muchos baches y pocas rectas,
te obligaron a estar despierta,
dejaste las advertencias de lado
los avisos y los consejos olvidaste
y ahora estas notando sus efectos.
 
Ya no tienes a nadie,
todos abandonaron el nido
solo buscas una silla,
un tocador y un cepillo de pelo,
una ventana donde distraer la mirada
y a ti mamá, que estés a mi lado,
y que tus manos acaricien
de nuevo mis plateados cabellos
y lucir el lazo rojo, como antaño
y si llueve, sentiré la lluvia
y si luce el sol le desafiaré
mirándole con los ojos abiertos
y si hay sequía pintaré de amarillo
el lienzo de mi nueva vida.
 
***

 


miércoles, 14 de mayo de 2025

EL SOFÁ DE TRES PLAZAS (Microrrelato hasta cien palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

Esta noche saldrían a cenar un bocadillo de calamares. Ella odiaba esos bocadillos desde siempre. A él, en cambio, le encantaban, aunque le sentaran mal, pero no lo sabía. Ella le ocultó los resultados de unas pruebas que así lo acreditaban.

Ella todavía soñaba con el glamour, la fama, la alfombra roja, pero le tocó vivir otra vida.

Con un vestido de rebajas y un bolso adquirido a un mantero, salió a que le diera el aire. Él, mientras tanto, dormitaba en el sofá, ocupando dos de las tres plazas.

Afuera, escondido, un asesino a sueldo esperaba a una soñadora sin sueños de bolso falso y vestido rebajado.

viernes, 9 de mayo de 2025

LA IMPORTANCIA DE ESTAR BIEN SITUADO


 UNA HISTORIA DE AMOR EN 25 PALABRAS


“No gires la cabeza” – le dijo.

 “Estoy viendo a la chica más hermosa que nunca antes haya visto”

A su lado, un espejo era testigo.

martes, 6 de mayo de 2025

CONSECUENCIAS INESPERADAS (Microrrelato hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

Le había inutilizado los frenos.

Nevaba. Pronto la nieve daría paso al hielo, lo tenía previsto. Era un día perfecto, sin embargo, dos llamadas lo cambiarían todo.

La primera era para su mujer. Su jefe le informaba que el tiempo iba a empeorar, que se quedara en casa. La segunda, de su vecino. No le arrancaba el coche, seguramente por el frío. Le pedía el vehículo para hacer un recado. No supo negarse. Cuando cayó en la cuenta ya era demasiado tarde.

En el cementerio, sigue nevando, su mujer se queja del frío, su vecina sonríe discretamente, él diría que está contenta.

sábado, 12 de abril de 2025

NARIZOTAS (Relatos con humor)


 

De pequeño apuntaba maneras. Cuando era un recién nacido, se le enrojecía la naricita a menudo, hasta que se dieron cuenta sus padres que era debido a la fricción y roce con los bordes de la cuna nido. Esa etapa duró poco, como era de prever, justo hasta que comenzó a gatear. En esa época se volvía rojiza la nariz como consecuencia de los golpes que se daba contra el suelo, al calcular mal las distancias y no responder la psicomotriz, como es debido. En lugar de golpearse con la frente como hacían otros niños, él se golpeaba con la nariz.
 
Tengo que aclarar que la anchura de su nariz, incluidas sus alas, superaban con creces la distancia que había entre sus ojos.
 
Sorteó como pudo una infancia llena de burlas, bromas y mofas. En aquella época sus amigos le asignaron un mote, que dicho sea de paso era lo más común en aquellos tiempos, se trataba de ser cruel a toda costa. El mote que le pusieron fue “Narizotas”, en honor a su órgano más voluminoso, aunque él no lo había solicitado. Ese apodo le acompañaría el resto de su vida.
 
Aunque en general gozaba de buena salud, sufría en demasía las consecuencias de tener la nariz tan grande.
 
Al llegar los primeros días de otoño, comenzaba con algún que otro resfriado, en general de poca monta, pero servía de referencia de cómo iba a trascurrir esa estación en lo que a resfriados se refiere. Sabía de antemano que llegaría a la cifra de al menos una docena, de resfriados, por supuesto. No había más que fijarse en las estadísticas de años anteriores, que meticulosamente tenía anotadas en una libreta, por riguroso orden de aparición. Incluía estas anotaciones: las fechas, la duración del resfriado y los remedios utilizados para remediarlos.
 
Los inviernos se convirtieron en etapas muy difíciles de sobrellevar, debido precisamente a la facilidad innata en resfriarse, con todo lo que eso conlleva. En el colegio le tomaban el pelo; corría el rumor por los pasillos de la escuela que los virus en general, llegado el frío, buscaban su nariz para resguardarse de las inclemencias del tiempo.
 
Coincidió con la época en la que se empezaron a dejar de lado el uso de los pañuelos de tela y se comenzaban a utilizar los mal llamados “clínex” o pañuelos de papel.
 
Para su madre resultó un alivio, pues estaba harta de llenar la lavadora con tanto pañuelo; en cambio, para “Narizotas”, eso significó un tormento. Era como llevar un letrero encima, como si fuera una penitencia, arrojando a todas horas y en cualquier lugar pañuelos llenos de miasmas y mocos. Además, de tanto sonarse la nariz y debido a ciertos componentes en la fabricación de esos pañuelos, le dejaban la nariz enrojecida en su punta y de las fosas nasales, sus bordes. Ese detalle en plena adolescencia representó todo un lastre. Al menos la pubertad le dio un respiro siendo benévola con “Narizotas”. El acné juvenil no se cebó en su cara.
 
A medida que iba creciendo, con asiduidad y sin que “Narizotas” diera el correspondiente permiso, su nariz se adentraba en cualquier lugar o en cualquier asunto a las primeras de cambio, que le incumbiera o no era otra cuestión. Nunca dio las gracias a la naturaleza por dotarle tan generosamente de un órgano tan vistoso, voluminoso y entrometido, más bien fue todo lo contrario. Sus padres ya detectaron esa “rara habilidad”, pero nunca tuvieron claro si era debido a la curiosidad, ese afán tan propio de edades tempranas, o a la protuberancia de dicho órgano.
 
A decir verdad, hicieron buenas migas ambas cualidades, curiosidad y protuberancia para desgracia de “Narizotas”. Resulta que, como era un “metomentodo”, asomaba con frecuencia la cabeza en las habitaciones y estancias; para husmear, pero lo primero que invadía esos espacios no eran las orejas, los ojos o la cabeza, era la punta de su nariz, como resulta obvio. En cuanto se percataban de su presencia, automáticamente soltaban manotazos a las puertas, con el fin de cerrarlas para seguir manteniendo la privacidad, tan repentinamente que no daban tiempo al cotilla a batirse en retirada, siendo golpeado a menudo con saña en la punta del órgano que todos sabemos. De ahí que enseguida se pusiera roja y a menudo se le podía ver por los pasillos cubierto con una cantidad ingente de apósitos, pomadas y vendas.
 
Y así plácidamente iba transcurriendo su vida temprana hasta que ocurrió un hecho que le cambiaría su vida por completo.
 
Resulta que le aparecieron a “Narizotas” unas molestias respiratorias, unas alergias, pensaron sus padres en un primer momento. Hechas las primeras pruebas y visitado el correspondiente médico por aquello del diagnóstico, le detectaron unas molestas vegetaciones; había que operar para extirparlas, nada serio, le dijeron. Y “Narizotas” tuvo una ocurrencia, maldita la hora, que podían aprovechar esa intervención y optimizar el quirófano haciendo cirugía plástica en su nariz. Vaya que le quitaran un cacho. Alegaría problemas respiratorios si fuera necesario y de ese modo podrían serrarle el tabique. Así de sencillo lo veía, pero mira por dónde, coló la sugerencia.
 
Pasó un tiempo incómodo, horroroso y feo, con la piel de la cara amoratada y vendas que le cubrían desde la boca hasta los ojos.
 
Pero todo cambió en unos días, cuando le quitaron los vendajes y pudo mirarse al espejo. Se encontró guapo por primera vez en su vida; las vegetaciones no le habían desaparecido del todo, pero eso ahora mismo no le preocupaba demasiado.
 
Poco a poco, lo que para “Narizotas” era todo un progreso y hasta un triunfo, eso se le iba a volver en contra.
 
Sus amigos, los mismos con los que se había relacionado desde pequeño y que se habían burlado durante toda su escasa vida, le iban rechazando poco a poco. Ya no era el mismo, además para más inri, tenía éxito con las chicas. Apenas paraba por el barrio. Él también se iba dando cuenta de que les echaba de menos. También se percató que estaba cambiando, que no era el mismo de antes del cambio. Se estaba quedando solo.
 
Ya no se resfriaba tanto, dejó de ser entrometido y curioso. Tampoco gastaba en apósitos y vendas. Se había quedado sin amigos. Él ahora estaba viviendo una vida que no era la suya y no se encontraba cómodo. Paradojas de la vida, pensó. Era más feliz cuando le llamaban “Narizotas”, siéndolo, que ahora que ya no lo era, pero tampoco había nadie conocido que le llamara otra cosa. Solo le quedaba el mote, pero en su cabeza.
 

martes, 8 de abril de 2025

¿DÓNDE ESTARÁN LAS LLAVES? (Microrrelato hasta 100 palabras)



Las ha buscado por toda la casa. Acabará encontrándolas, eso piensa.

Se preocupa por las cosas sin motivo.

Piensa en cómo le irá a su niña en la vida, si tomará buenas decisiones o sabrá convivir con las equivocadas, que las habrá, También le preocupa el día que se vaya de casa, que se irá.

Le angustia imaginarse que le pongan la mano encima como le pasó a ella.

Dónde habrá metido las llaves, se pregunta. ¿Por qué le tuvo que dejar el llavero para que se entretuviera?

Es tan descuidada. Seis años cumplirá la criatura el mes que viene.

jueves, 3 de abril de 2025

LA PROMESA


 

No entiende cómo ha podido llegar a esto. Recuerda cómo empezó todo: creyéndose las noticias que difundían los mentideros.

Un día la noticia falsa era de poca monta, otro la noticia contenía bulos de más grosor, y así poco a poco hasta saltarse todas las normas de pudor y respeto. ¡Era tan fácil creérselas!

Confundido, decidió tirar a la basura lo que ahora, arrepentido, trata de recuperar por todos los medios.

Por fin los encuentra, en el fondo del cubo. Ahí están aún intactos, sus principios. Los recoge con cuidado y los abraza emocionado.

Promete no abandonarlos nunca más.

viernes, 28 de marzo de 2025

CONEXIONES FUTURAS (Microrrelato hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS ENCADENA

Él finge que no le importa, pero no es cierto. No puede vivir sin estar conectado. La última vez que lo hizo, recuerda estar toqueteando el móvil, junto a un enorme ventanal. Le entró una llamada y los nervios. Se le escapó de las manos y se cayó al vacío y él se fue detrás. Consiguió atraparlo, a un metro del suelo.

Tiene mal aspecto, restos de sangre en la cara y magulladuras por todo el cuerpo. Deambula por la casa como un espíritu, intentando conectarse por todos los medios. Lástima que en ultratumba no existen las telecomunicaciones ni cargadores, de momento.

viernes, 21 de marzo de 2025

MALDITOS ABRAZOS (Microrrelatos hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

Ella finge dormir, pero sigue despierta. Podría ayudarse de pastillas, prefiere no hacerlo. No deja de pensar en él, pero no habrá duelo.

Amanecerá enseguida. Cuando eso ocurra se acercará a los acantilados con la urna y esparcirá las cenizas. Tendrá cuidado para que la brisa no se las devuelva.

Lo tiene decidido. Pasados unos días hará lo mismo con ella.

Dos años planeando este momento, justo desde aquel día en que por una de las casualidades de la vida los encontró abrazados en el parque.

domingo, 16 de marzo de 2025

TIOVIVO CASERO (Microrrelato hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

-Adiós, mamá, adiós.

No recibió contestación.

Su madre estaba ordenando los muñecos de la cama y doblando la ropa. A punto de terminar, una llamada de teléfono la dejó helada, la niña no estaba en la escuela y tampoco había subido al autobús de ruta.

La buscó por toda la casa. Llamó a los teléfonos de emergencias, sin resultado.

Apoyada en la encimera de la cocina, con lágrimas en los ojos, apenas distinguía algo que daba vueltas en la lavadora.

Allí estaba ella, risueña, con espuma en las cejas, suavizante en las mejillas y fabricando pompas de jabón con la boca.

martes, 4 de marzo de 2025

CARNAVAL CARNAVAL


 

Estaba próximo, a la vuelta de la esquina, y su esencia se respiraba en todos los rincones del barrio. A pesar de ser una fiesta pagana en sus orígenes, y prohibida durante años, se había instalado en la sociedad con una facilidad asombrosa.
 
De alguna manera, todo el mundo se preparaba para este acontecimiento. Unos llevaban días confeccionando su propio vestuario. Dibujando patrones, cortando y cosiendo trozos de tela de diversos tamaños y colores hasta obtener disfraces originales. Otros los compraban en tiendas, más elaborados en su diseño y acabado, y más caros, por supuesto; y los menos se conformaban con adquirir diversos artículos, como máscaras, pinturas para embadurnarse la cara u otro tipo de accesorios.
 
Y ahí estaba el bueno de Atilios, sentado en mitad de la plaza, pensativo; él nunca se había disfrazado; no iba con su forma de ser. Era tímido e introvertido, y temía hacer el ridículo en público, además era creyente y desde pequeño le inculcaron que las cosas paganas casaban muy mal con los principios religiosos. Pero si no participaba se quedaría solo. Sus amigos de correrías y de juegos se iban a juntar para participar en la creación de una comparsa con todo lo que ello representa.
 
Lo tenía decidido, se acercaría a uno de esos mercadillos donde los feriantes exhiben su mercancía los días festivos en puestos callejeros situados en las aceras o a pie de la calzada, ofreciendo cachivaches, ropa, objetos para las casas, monedas antiguas, muebles viejos, incluso se podían encontrar pájaros o ardillas. Intentaría comprar algo que pudiera usarse en la fiesta de Carnaval del barrio.
 
Llevaba horas paseando entre los puestos, calle arriba, calle abajo y comenzaba a estar cansado. No había encontrado nada que le convenciera. Ya había decidido abandonar la búsqueda y volver de vacío cuando de pronto observó un pequeño callejón que se abría en uno de los lados de la calle y se fijó en una curiosa fachada, con una pequeña puerta de entrada, de madera, con el marco casi descascarillado, y de ambas jambas colgaban unos correajes sujetando unos objetos esotéricos y unas cuantas máscaras, con colores vivos, preciosas, con largas narices, que simulaban picos de aves, del tipo de las rapaces, otras en cambio, portaban grandes cascabeles en sus extremos, como las que usaban los bufones o saltimbanquis en épocas lejanas.
 
Con la compra hecha, volvió a casa, contento y, a la vez nervioso, pues no tenía claro si tendría valor de ponerse la máscara el día señalado.
 
Y ese día llegó. Había quedado con los amigos donde siempre. Se ajustó la máscara y se vistió con un chándal anodino para pasar desapercibido y no dar pistas, aunque sabía que eso sería muy difícil.
 
Ya en la calle, vio a una vecina que cargaba dos grandes bolsas y un carrito de la compra; sin dar detalles, se ofreció a ayudarla con el peso. Al terminar el favor la vecina le dijo:
 
- Gracias Atilios, por cierto, llevas una máscara muy bonita.
 
Extrañado, siguió su camino, en dirección al lugar de la cita.
 
Al poco, se cruzó con una señora, embarazada, que empujaba un carrito de bebé con el chiquillo dentro. A la señora se le cayó en ese momento el sonajero del bebé y Atilios, sin dudarlo, se agachó a recogerlo, reintegrándoselo a ella de nuevo. Está a su vez, le dijo:
 
-Gracias Atilios. Te queda muy bien la máscara.
 
Atilios volvió a quedarse extrañado. Estaba ocurriendo todo al revés de lo que había pensado. Le estaban reconociendo. 
 
A punto de llegar a su destino se ajustó la máscara y el chándal, se tapó el reloj con la manga y, al acceder al local, coincidió con un joven que tenía las mismas intenciones. Atilios entonces le cedió el paso y el joven, muy educado, le saludó diciendo:
 
-Gracias Atilios, pasa tu primero.
 
Atilios se empezó a poner nervioso; no entendía en qué había fallado su plan. Daba la impresión de que todo el mundo le reconocía cuando esa no era intención cuando decidió disfrazarse.
 
Se alejó de allí y anduvo al menos dos manzanas hasta llegar a la plaza, se sentó en uno de los bancos que había bajo las sombras de un castaño. El otro extremo del banco lo ocupaba un abuelo, andaba ocupado con un papel de fumar liándose un cigarro de picadillo. Atilios, distraído, le dio los buenos días al abuelo. Este, una vez exhaló las primeras bocanadas de humo, le miró detenidamente y le avino a decir:
 
-Buenos días para ti también Atilios, muchacho.
 
A lo que Atilios le respondió:
 
-Abuelo, ¿Cómo me ha reconocido? Si voy totalmente disfrazado.
 
El abuelo le contestó:
 
- Muchacho, en esta vida te encontrarás en el camino con verdades como puños y mentiras de toda índole, pero una cosa es cierta, te pongas lo que te pongas, te disfraces con los mejores disfraces, te  pintes la cara o no te la pintes y la lleves lozana, recuerda que en esta vida siempre te reconocerán por tus actos.
 
Al día siguiente daba comienzo la Cuaresma.

jueves, 27 de febrero de 2025

LOS LENTES DE LA ABUELA (Microrrelato hasta 500 caracteres)


 

DIVERSIDAD LITERARIA CONCURSO INTERNACIONAL
OTOÑO E INVIERNO IX
SELECCIONADO


Era el último día de escuela y del otoño. Guardó el cuaderno de hacer cuentas, el lápiz y la goma de borrar. Le gustaba llamarla goma de los aciertos, porque le permitía corregir los errores que cometía, pero apenas la usaba.

Al salir, le entregaron la hoja de valoración y una nota que debía regresar con la firma de los papás.

Vivía con su abuela, solas las dos. Su yaya era mayor y apenas sí podía sujetarse los lentes.

Mañana comenzarían las vacaciones de Navidad y también el invierno.

domingo, 23 de febrero de 2025

LA OFRENDA


 

Te miro y no me canso, de mirarte cada noche caigo enamorado, luna del alma mía. No cejo en el empeño de buscar en cada uno de los atardeceres los momentos mágicos, aquellos en los que el horizonte se baña en los rayos tardíos de tu enemigo para, acto seguido concederte el permiso de reinar en la oscuridad de la noche.

Te sueño luna de mis sueños. En uno de aquellos, siendo tu creciente en unas de las fases, y yo joven todavía, soñé estar sentado en uno de tus extremos, mientras los pies se balanceaban en el vacío dejado por el estrellado universo, entretanto disfrutábamos el uno del otro, el mundo teníamos a merced nuestra.

Cuando el cansancio se apoderó de mi cuerpo, y los ojos se vencieron de sueño, luna mía, dejaste mi cabeza apoyada en tu blanco rezago mientras me susurrabas al oído unas hermosas notas de amor que yo en mi sueño tarareaba y las hice mías.

Ahora con el paso del tiempo, todavía recuerdo aquel encuentro ¿Qué clase de melodía regalaste mis oídos aquella noche estrellada, luna mía, que desde entonces me encuentro sometido a tu influjo y más que nunca unido a tus encantos y a aquellos compases de amor que suenan constantemente en mi cabeza y cambiaron mi vida?

Te miro y no me canso, luna del alma mía, me enamoras cada noche antes de que despierte el nuevo día y cuando te conviertes en luna llena en otra fase de las tuyas, vago por los caminos tarareando la melodía mientras busco tu brillo y de paso intento obtener alguna ofrenda que, en sacrificio, ofrecerte, mi hermosa luna. ¡Auuuuuuuu!

martes, 18 de febrero de 2025

EFICACIA PROBADA (Microrrelato hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA


Manuel decidió saltarse la merienda. Hace unos días tuvieron que llamar al veterinario. Algo le pasaba al semental que no cumplía. Nada que no tuviera remedio, dijeron. Que le diéramos unas gotas de un extraño potingue disueltas en el forraje, a la hora de la merienda. En unos días estaría como nuevo, le aseguraron.

El bicho le había costado mucho dinero y Manuel no se fiaba de su eficacia.

Había trascurrido una semana y empezaba a estar cansado del sabor amargo del brebaje, su mujer, en cambio, canturreaba a todas horas, con la blusa desabrochada y el pelo suelto.


viernes, 14 de febrero de 2025

LA CÁSCARA DE PLÁTANO

 

MICRORRELATOS HASTA 100 PALABRAS

CONCURSO RELATOS EN CADENA


Le dio la idea de embadurnar con aceite los escalones. Era lo que ella andaba buscando.

Un día, después de pringar de aceite la escalera del sótano, colocó a propósito las mondas de una jugosa naranja, pidiéndole a su marido que bajara. Otro día fue la piel de una manzana pocha.

Antes de darse por vencida probó con la cáscara de un plátano pasado, con tan mala fortuna que, haciendo traslado de ropa no se fijó donde pisaba, golpeándose la cabeza.

Ha trascurrido el tiempo, ahora él pasa las tardes limpiando con esmero los epitafios de la tumba. Al terminar deja con meticuloso descuido una cascara de plátano, de recuerdo.

lunes, 10 de febrero de 2025

EL PRÉSTAMO


 

Resultó ser un día raro, desigual, triste, duro. Todo comenzó con una llamada que no debí atender.

- ¿Dígame?

- ¿Sr. Colombo? ¿Luis Colombo?

- ¿Quién llama?

- De la oficina de su hermano. Necesitamos verle, es urgente.

- ¿Qué ocurre, que le ha pasado?

- Le ruego que venga enseguida, es muy urgente. Le llamamos a usted porque figura como contacto de emergencia en su móvil.

- ¿En su móvil, y que hacen hurgando en su móvil?

 

Y ahí estaba él, a escasos metros del edificio de oficinas donde acudía los días que no teletrabajaba, tirado en la acera, quieto, inmóvil, agarrando el teléfono móvil con una mano, mientras que la otra, dislocada, girada de forma graciosa, daba la impresión de estar diciendo hola o adiós, según la perspectiva, menuda paradoja porque yacía muerto, quizá fuera consecuencia de la caída, de ahí esa postura tan divertida a pesar del momento.

El cuerpo estaba rodeado de un enorme charco de sangre, por descontado.

Una ambulancia, dos coches de policía junto con el personal necesario, varios curiosos y la seguridad del edificio impedían el acceso, estos últimos fumando y mucho, por cierto.

Se acerca un policía con una placa o algo parecido en la mano, no le presté demasiada atención porque la retiró en un visto y no visto.

Sin darle tiempo, comienzo por pedirle explicaciones a lo que él empieza haciendo un relato pormenorizado de los hechos:

Que ha aparecido el cuerpo de mi hermano tirado en la acera. Posiblemente se haya caído de la azotea. Se lo podría haber ahorrado, era evidente, esto último lo pensé.

Que están esperando a que llegue el forense para firmar la autorización para levantar el cadáver y retirarlo de la vía pública, entre otras cosas porque entorpece el trasiego de los viandantes y el correcto tránsito del tráfico. Tanta curiosidad provoca que los vehículos reduzcan la velocidad y por consiguiente van formando atascos tanto en la calzada como en la acera y unido a la proximidad de la hora punta, pues que me haga una idea. Esto último también se lo podría haber ahorrado, pensé nuevamente.

Que el cuerpo sería trasladado al Anatómico Forense para realizarle la correspondiente autopsia a lo largo de la mañana en cuanto apareciera el juez de guardia, aunque parecía claro que se trataba de un suicidio.

Eso parecía obvio, pensé en voz alta.

 

Después de permanecer aproximadamente unas ocho horas en la sala de espera, se acercan dos señores, uno con una bata blanca, impoluta y el otro también, pero manchada de sangre, junto con dos agentes de policía, jovencitos y cachas, ambos. Reclaman mi presencia y me informan con todo lujo de detalles de los resultados de la autopsia y los alimentos que había ingerido el difunto esa mañana, que, si la leche del café no era entera que era de avena, que la tortilla de patata tenía cebolla, que el aceite de la tostada era virgen extra y que el zumo de naranja no era natural, era néctar de naranjas recién exprimidas. También me indican que dio negativo en el análisis de drogas y otras sustancias y me preguntaron si tenía motivos para abandonar este mundo así por las buenas y que, si había recibido alguna carta o nota, de esas que suelen escribir los que intentan acabar con sus vidas, o que logran escribir y al no reunir el valor suficiente de llevarlo a término, intentan recuperar por todos los medios como si fuesen unos posesos.

En resumen, no tenían claro que se tratara de un suicidio.

Me quedé con esto último, ¿Qué no está muy claro? – pregunté.

Nuestra conclusión es que el difunto, su hermano, se encontraba en la azotea del edificio hablando por teléfono, con alguien cercano. Suponemos que el difunto, intentó encender un cigarrillo, colocándose el terminal entre la oreja y el hombro, mientras desarrolla la acción, y al hurgar en los bolsillos para localizar el encendedor, hace algún movimiento brusco provocando que el teléfono móvil se le desprendiera de la oreja y se cayera al vacío, con tan mala fortuna que, en una reacción absurda, al estirar el brazo para agarrarlo pierde el equilibrio y se va detrás de él, cayendo igualmente al vacío.

La buena noticia es que antes de llegar al suelo consigue asir de nuevo el terminal y seguramente aún tuvo tiempo de cortar la llamada pulsando el botón correspondiente.

La mala, es que después de agarrar el móvil, aún le queda tiempo de golpearse la cabeza unas cuantas veces con la estructura del edificio, al menos desde la planta catorce hasta la siete, unas diez veces, en alguna planta llegó a golpearse hasta en dos ocasiones.

Y ahora me encuentro en el tanatorio, con ojeras, firmando la nota de entrega del cuerpo del difunto, esperando que llegue su viuda, seguro que era con ella con la que hablaba por teléfono en la azotea,  y el resto de familia, algunos amigos y compañeros de la oficina, y pensando que argumento me invento para justificar la muerte del difunto, que si no era un suicida o que era un descerebrado inconsciente o que la culpa es de la mala digestión de la leche de avena o de lo inoportuno que fue el cigarrito.

En tanto se desarrolla el duelo, el difunto, ajeno, estará yaciendo en la sala de al lado, la sala número cuatro, rodeado de flores que se marchitaran en un abrir y cerrar de ojos, mientras busco el momento adecuado para decirle a mi cuñada, la viuda, que al difunto, mi hermano, le presté dinero y que no tengo nada firmado, que era un adicto, a las juergas y al juego y y que cómo me lo piensa pagar, ahora que no tiene donde caerse muerta.

miércoles, 5 de febrero de 2025

EL FAVOR


 

MICRORRELATOS HASTA 100 PALABRAS

CONCURSO RELATOS EN CADENA


Me esparce crema solar por el cogote, no me gusta. ¡Está tan fría! Pero no digo nada, no me atrevo, la dejo que me embadurne, incluso no diría nada si me vaciara todo el bote. La veo muy metida en esa tarea, incluso me ha regañado un par de veces, diciendo que me esté quieto, que no me mueva tanto.

Cuando termina, cierra el bote y se aparta un momento, entonces aprovecho para liberarme.

Su marido me da las gracias por el detalle. Tenían un hijo de mi edad, se fue hará un año, desde entonces a ella se le ha ido también la cabeza.

jueves, 23 de enero de 2025

MENTIRAS ARRIESGADAS (Microrrelatos hasta 100 palabras)

 


CONCURSO RELATOS EN CADENA


Desde entonces, no encontramos mano de obra. ¡Ay! aquellos años que abducíamos sin riesgos, desde que aprobaron por decreto el control selectivo de natalidad, el desarrollo de nuevas tecnologías o el advenimiento de la robótica, todo son trabas.

 El triunfo de la Revolución Cuántica lo llamaban. Como consecuencia de esa frivolidad, ahora solo disponen de dispensadores automáticos, sofisticados chips, mensajes metálicos o instrucciones enlatadas.

 Menos mal que un señor con la piel color zanahoria, un ruso y un tercero con los ojos rasgados se están empeñando en enviar turistas al espacio, de vacaciones, para fotografiarnos o eso es lo que creen ellos.



jueves, 16 de enero de 2025

CUMPLEAÑOS FELIZ (Microrrelatos hasta 100 palabras)


 
CONCURSO RELATOS EN CADENA

¿Puedo pedir otro deseo? Buscaba la aprobación de su mamá. Se había acostumbrado a no obtener respuestas.

Cuando cumplió quince y eso fue hace un año, decidió concedérselos él mismo.

En la televisión daban, en ese momento, la noticia de un incendio provocado en un centro de salud mental.

Su mamá le miraba sorprendida, con gesto de desaprobación y algún gruñido, con la boca tapada y atada de pies y manos. Su padre, en cambio, guardaba silencio, con la lengua fuera y los ojos cerrados.

Olía a gas por toda la casa, daba igual, quería encender y soplar las velas otra vez.


sábado, 11 de enero de 2025

LA BUFANDA (TRABAJO SELECCIONADO)


MICRORRELATO HASTA 40 PALABRAS

 CONCURSO LUNA LLENA

TEMA: MUÑECOS DE NIEVE

Se acercó un niño y le susurró al oído: “Me quedaría contigo, pero mis padres no me dejan” y cubriéndole el cuello con su bufanda le volvió a dejar solo. Se le escapó una lágrima.

Hacía frío, mucho frío.

miércoles, 8 de enero de 2025

CORAZÓN DE HOJALATA (Microrrelato hasta 100 palabras)


 CONCURSO RELATOS EN CADENA

Fue imposible de explicar. Tantos años a su lado y no notó nada extraño. Parecía tan normal, era tan encantador, atento y tan ¡guapo!

Ahora que cae en la cuenta, lo que parecía un granito resultó ser la cerradura de una caja de circuitos y cables. Las pestañas tan perfectas y los ojos tan claros resultaron una cámara oculta y un transmisor con antena.

Una vez que le han descubierto y se encuentra ahí, tirado en el suelo, inmóvil, sujeto por las botas de unos polis del espacio, mirándola fijamente, está completamente segura de observar como le cae una lágrima por sus mejillas. 

miércoles, 1 de enero de 2025

SOLUCIONADO EL DILEMA


 

Le resultó difícil de explicar, pero se arriesgó y tomó partido sin dudar.

Se dirigió al corral, cogió un huevo recién puesto, no sin levantar un gran revuelo entre el animalario. Después tomó unas patatas y una cebolla del huerto, aquí no hubo revuelo, como resulta obvio.

Colocó las viandas sobre la mesa con parsimonia y sin orden, también acercó el cuenco de la sal y la grasienta aceitera. Entonces, en un acto solemne y antes de colocar la sartén en el fuego, cogió el huevo aún caliente y lo elevo a las alturas sin perderlo de vista y con una imperativa energía dictó la siguiente sentencia: “Eureka, por fin aclaré el eterno dilema, primero la gallina y después el huevo”.